Amigas, puestos a colaborar con este movimiento, que a la par que agradable y conmovedor, acurruca nuestros débiles cuerpos y los entumece en un sueño de bienestar, os paso a contar cual ha sido mi saludable dieta del día de hoy. Día en el que, por cierto, el sol brillaba de una manera superespecial y mágica.
Para desayunar, por motivos de falta de tiempo en alimentarme con la que se nos presenta como primera comida del día, el sano breakfast, lo he omitodo, pensando también en que un ayuno a tiempo es una victoria para nuestra tripita.
Así, a media mañana me ha empezado a dar señales mi entrañable
intestino delgado -y creo que también el grueso- en forma de graciosos
sonidos guturales que no hacían sino ponerme una sonrisita en la cara y
animarme a enfilar con mas fuerza y ánimo, si cabe, el sensacional acto
de trabajar que venía desarrollando desde hace cuatro horitas de nada.
Pero me he dicho a mi mismo: chico, este cuerpecito hay que mimarlo.
Mantente firme y aparta la vista de ese bocadillito de magro con tomate
que llevas en la mochila. Y he vencido la tentación como digno
representante del movimiento VCS (Veganos con el Culo Sano).
He alimentado mis ansias hambrunas de mediodía con una hamburguesita de merluza, a la cual he acompañado con una ensalada light de la huerta ecológica y un trocito minusculo de queso, también light.
Ya entrada la noche, antecedido del saludable ejercicio consistente en subir y bajar escalering del corting inglesing, para saciar, sin ánimo de abusar, el natural apetito que suele venir precisamente a estas horas donde el sol se tiende a acurrucar para dar paso a la oscura y juguetona noche, me he dispuesto una agradable y sana cena consistente en una tacita de leche acompañada de una consistente cucharadita de semillas de chia y unos copos de avena. Y, solamente para compañar, por eso de endulzar, he mojado en el café con leche la mitad de una torta de manteca. Solamente con el ánimo de edulcorar la sana combinación.
Y así el día se ha pasado y mi tripita va desapareciendo y se me está quedando un tipito la mar de mono. Además mi doctora me dirá que el colesterol ha desaparecido. Y si yo puedo, vosotras podéis.
He alimentado mis ansias hambrunas de mediodía con una hamburguesita de merluza, a la cual he acompañado con una ensalada light de la huerta ecológica y un trocito minusculo de queso, también light.
Ya entrada la noche, antecedido del saludable ejercicio consistente en subir y bajar escalering del corting inglesing, para saciar, sin ánimo de abusar, el natural apetito que suele venir precisamente a estas horas donde el sol se tiende a acurrucar para dar paso a la oscura y juguetona noche, me he dispuesto una agradable y sana cena consistente en una tacita de leche acompañada de una consistente cucharadita de semillas de chia y unos copos de avena. Y, solamente para compañar, por eso de endulzar, he mojado en el café con leche la mitad de una torta de manteca. Solamente con el ánimo de edulcorar la sana combinación.
Y así el día se ha pasado y mi tripita va desapareciendo y se me está quedando un tipito la mar de mono. Además mi doctora me dirá que el colesterol ha desaparecido. Y si yo puedo, vosotras podéis.
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