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miércoles, 5 de junio de 2019

¿Quieres o puedes?


La verdad es que no es tanto el querer como el poder.

Queremos tantear la idiosincrasia del amor y ser conscientes de que tanto las palabras bellas como su entorno abarrotan nuestra aletargada consciencia día y noche. Y no podemos, a pesar de que cada persona que nos rodea tiene un psicólogo dentro que le atormenta y decide sacarlo, para nuestro tormento, valga la redundancia.

Queremos amar como nunca nos han amado y apreciar las pequeñas cosas de la vida en un estado febril donde confluyan el cielo y la tierra, un éxtasis continúo. Queremos que cada día vengan emociones impuras que nos lleven al país de Nunca Jamás. Puras ilusiones que no hacen sino esconden el verdadero propósito de la vida, estar con el corazón contento a cada paso que damos, en cada instante…

¿Podemos? ¿Podemos vivir la única y breve vida que tenemos sin que esta haya sido un sendero de lágrimas…o de parches mal tapados pero que nos han ayudado a sobrevivir? ¿queremos que el sentido de nuestra existencia sea el de sobrevivir?

El del quinto A de al fondo del pasillo ve con buenos ojos los rutinarios aconteceres del señor barrigudo del cuarto derecha. Para él sus hábitos, vistos y comprobados desde hace más de veinte años, son una seria aspiración, una meta ineludible dado que, a día de hoy sus recursos, los recursos del jovencito del quinto A, están mermados por el elevado precio del alquiler y por el sueldo de mierda que tiene en esa empresa donde no desea volver.

El señor barrigudo del cuarto derecha se sienta todas las tardes en el largo y envejecido sofá y allí observa la tele hasta las once de la noche. Mientras tanto su mujer le ha preparado la cena y acompañado en el zapping diario. Así hasta los fines de semana. Solo los sábados cambian de hábitos y toman unas cañas por el bario hasta bien entrada la noche. El señor barrigudo del cuarto derecha lleva una vida modesta pero no sufre de estrés ni tiene problemas de ningún tipo.

La lozana y esbelta señorita del primero izquierda, sin embargo, es todo lo contrario. No para, no se le ve por casa…y cuando aterriza en el minúsculo apartamento no sale de su habitación y del cuarto de baño. A pesar de sobrepasar los cuarenta años, la simpática muchacha lleva una vida ajetreada, demasiado ajetreada. Cada día viaja de un país a otro. Exigencias del trabajo en el que se emplea. Y parece que se ha acostumbrado tanto a esa agitación constante que los fines de semana su cuerpo le pide marcha, como si tuviera en el cuerpo una droga que le impidiera parar. Y en las mejores terrazas de la Castellana se le puede ver rodeada de cuerpos gloriosos y Martinis rojos, en los guateques de más alto standing de la capital. Supongo que esta bella y retocada joven echará mano de las pastillas cuando por fin se tumba en su colchón de plumas.

¿Y tú que eliges? ¿Quieres ponerte en el lugar del rutinario pasivo o de la alocada viajera? ¿Quieres, puedes?

lunes, 25 de marzo de 2019

Las mejores vistas de Cuenca

Hay ciudades que son admiradas por su patrimonio histórico, otras por sus museos o por su arquitectura vanguardista. Las hay que tienen el secreto de su éxito en la naturaleza que les rodea. Y luego está Cuenca. Es un caso aparte. 

Esta ciudad se tiene que contemplar desde las alturas, porque su belleza radica en esa conjunción de paisaje y urbanidad que tan especial hace a este reducto castellano. Aunque ha habido intentos de estropear ese patrimonio, como por ejemplo el horrible mazacote del Museo de las Ciencias, aún podemos deleitarnos con la magia de Cuenca desde múltiples miradores y sendas que transcurren por sus hoces y montes. 



A continuación os enseño la que creo que es la ruta menos conocida de cuantas bordean la ciudad antigua y sus hoces, tanto para foráneos como para locales. Y, además, para un servidor, mi favorita para contemplar las mejores vistas, no solo del casco antiguo y de la hoz del Huécar, sino de la gran parte de la ciudad moderna. Es una ruta corta, de poca complejidad -aunque tiene tramos donde hay que extremar la precaución- e ideal para llevarse un libro y sentarse en una piedra, o para sacar unas fotos espectaculares. Sobre todo todo al atardecer.

Este camino se puede hacer en los dos sentidos. Yo prefiero salir desde lo alto del Barrio de los Tiradores, en una carretera vecinal que sale casi a la altura de la rotonda, cerca de la ermita de Fátima. Pero, como digo, también se puede hacer a la inversa, comenzando desde el Parador de Turismo o, incluso, desde el Auditorio de Cuenca.

Recuerda que puedes ampliar las imágenes pinchando sobre ellas.

Se puede empezar escalando desde esta roca del Teatro Auditorio aunque es peligroso


Comenzamos ascendiendo



MAPA DE LA RUTA
Antes que nada decir que es recomendable realizar este sendero cuando lleve unos días sin llover o creamos que no ha helado. Desaconsejable con hielo, nieve o barro. Es un caminito muy estrecho y a veces peligroso. Por eso la precaución debe ser nuestra primera norma y llevar un buen calzado que agarre es básico. Y no confiarnos, porque una caída tonta puede ser fatal. 

Casi todo el trayecto es sendero de tierra o piedra pero habrá veces que tengamos que escalar o bajar unas pequeñas rocas.



El camino de la izquierda es el que cogeremos. El otro nos lleva al Monumento al Sagrado Corazón

Empezamos la ruta muy cerca del Museo de Paleontología, entre el parque de la ermita de Fátima y el Barrio de los Tiradores.  Desde este lugar se pueden realizar las otras dos rutas que enseño en mi blog para ascender al Cerro del Socorro. Nosotros nos meteremos esta vez por el camino de la izquierda para bordear el cerro, donde está el monumento al Sagrado Corazón de Jesús, por la Hoz del Huécar.

Aquí empieza la subida. Al fondo el Museo de Paleontología y Los Tiradores.

Dejamos la carretera y  cogemos el caminito de la izquierda para ascender por el cerro, como las cabras. Inmediatamente las vistas empiezan a ser fantásticas. Aquí vamos contemplando el barrio de Los Tiradores y la ciudad nueva.

En poco tiempo llegamos al vértice donde, continuando el camino, torceremos a la derecha para embocar la hoz. Aquí tenemos una visión cenital de toda la ciudad. De lo cerca que está, desde esta privilegiada posición es como si estuviéramos encima de ella, como si la tocáramos.


Pararse a echar un vistazo es inevitable y obligatorio. Desde luego que no vas a ver mejores vistas en otro lugar de España.





Continuamos la senda bajando poco a poco hasta confluir con otro camino que sube desde al Auditorio. Hay que decir que esta senda que nace en el Teatro, no nace de ningún camino sino que hay que escalar la roca para llegar a él. De ahí su complejidad. 


Nosotros seguimos bordeando la hoz, entre pinos y romero, para llegar a otro vértice. Aquí podemos optar por subir al cerro de Socorro (tremenda subida por lo elevado y peligroso) o continuar bajando por la senda que nos llevará hasta el hocino de San Pablo. Esta segunda es la que cojemos. 





Y por fin acabamos nuestra senda en donde empieza otra de subida al Cerro del Socorro. Aquí hay un mojón que indica el comienzo del Viacrucis cristiano. Por tanto no hay pérdida.



Nosotros nos bajamos por el hocino, contemplando las hermosas rocas donde tantos escaladores acuden los fines de semana y terminamos en el Parador de Turismo, frente a las Casas Colgadas y el  Puente de San Pablo.




Como veis es una ruta muy sencilla y espectacular. No apta para todas las edades pero casi. Preparar la cámara de fotos y ¡a por ella!




lunes, 4 de marzo de 2019

¿Es el momento de reformular el Estado de las autonomías?


Ahora que está en boga, en el candelero, el tema del Estado de las autonomías y su posible reforma, unido a la problemática de la despoblación y el asunto catalán y viendo la continua y acentuada caída de provincias como Cuenca, me sorprende enormemente que no haya voces internas en estas provincias que reclamen algún movimiento en este sentido. O si las hay no se les oye.

División provincial de Javier de Burgos

El caso manchego

El 10 de agosto de 1982 se aprueba en las Cortes Generales el Estatuto de Autonomía de Castilla-La Mancha. 

Cinco son las provincias que integraban una región que tenía lazos comunes desde tiempos remotos, aunque no todas por igual. En los años previos hubo contactos y reuniones para conformar los límites geográficos.  Al principio Madrid y Guadalajara entraban en las quinielas.  En los primeros instantes los parlamentarios madrileños querían su integración en la nueva región castellano-manchega pero desde el otro lado no se veía con buenos ojos esa fusión. Aunque posteriormente la fuerza de los votos castizos fue cambiando, a Madrid se le negó su entrada en el ente manchego en 1979 con la fuerza de los votos de la UCD y en especial del PSOE de Ciudad Real y Albacete. 

Desde tierras castellano manchegas se veía con temor que Madrid ejerciera de centralita, en todos los sentidos, frente a sus territorios (con menor fuerza y más alejados). Pero quedó una cláusula en el aire en el estatuto de autonomía para posibilitar una posible incorporación madrileña en el futuro. Cláusula que nunca se empleó.


Los jóvenes tienen que emigrar en busca de un futuro mejor
Guadalajara, que desde el principio parecía tener puesto fijo en la constitución de la nueva autonomía, estuvo a punto de no participar en el experimento manchego (por razones de peso) y hay que decir claramente que se equivocó integrándose en una autonomía en la que poco tienen de manchegos (su territorio tiene de Mancha lo que yo de Heavy) y si mucho de castellanos. Guadalajara, por cercanía e historia común, ha hecho siempre más migas con Madrid que con La Mancha.

En esos años de la transición, de intenso debate, la provincia alcarreña dijo que no iba a ningún lado sin Madrid. Hoy en día hay voces internas que piden su salida del ente autonómico. Sus estudiantes acuden a las universidades madrileñas, el agua de sus pantanos se reconduce a levante y se niegan a viajar a un hospital manchego cuando tienen Madrid a dos palmos.

Cuenca sin embargo si tiene a la Mancha entre sus regiones naturales, pero sus límites han variado a lo largo de los siglos. Por ejemplo, en el XIX, el territorio de la provincia era mayor que el actual, comprendiendo municipios que hoy son de Valencia, Guadalajara o Albacete. Como compensación al tijerazo que se dio en ese siglo, nos dieron unos cuantos territorios de Toledo, entre ellos localidades como Tarancón.




El caso más paradigmático quizás sea el de Albacete. En la previa del partido autonómico formaba tándem con el Reino de Murcia y ni se denominaba Albacete, sino provincia de Chinchilla. Castilla la Nueva, el antecedente de la actual región manchega, fijaba sus divisiones entre Ciudad Real, Cuenca, Toledo, Guadalajara y Madrid. Viejas rencillas y la falta de entendimiento entre dos regiones hermanas como eran Murcia y Albacete propiciaron su incorporación a La Mancha.


Una nueva Castilla

Estamos en 2019 y los datos son abrumadores. Está claro quien ha resultado beneficiado por este cambio autonómico y quien ha salido perdiendo. Las estadísticas ahí están y quien no lo quiera ver está ciego o le interesa hacerse el ciego.

Mi provincia, Cuenca, está cayendo en picado. No parece que pueda ponerse un paracaídas ya que sus cantones vecinos cada vez están más alejados. Y las políticas de las distintas administraciones, los proyectos de futuro, siguen apostando por sus vecinos antes que por ella. ¡La pobre, con lo que ha sido a lo largo de la historia y el potencial que tiene!

Sus hijos han tenido que emigrar para labrarse un futuro; sus viejos cada vez son más y están más solos; ese pedestal cultural que brilló en el siglo XX, la envidia de toda España, la bohemia que hizo de la capital conquense pionera en el arte abstracto, a día de hoy brilla por su ausencia.


Hace pocos años un catedrático de la Universidad Complutense de Madrid, Tomás Ramón Fernández, y varias personalidades de prestigio nacional presentaban un informe titulado “La España de las Autonomías: un Estado débil devorado por diecisiete estaditos”. En él, se proponía una reforma constitucional que redujera el actual número de autonomías en trece.

¿Las razones para tal cambio? Muchas. Pero principalmente, y en boca de su autor, “porque no tienen ningún sentido unidades tan pequeñas y con una población tan reducida como algunas de las comunidades actuales”.

Así la actual Castilla-La Mancha pasaría nuevamente a fusionarse con Madrid para volver a la antigua denominación de Castilla la Nueva, nombre que por cierto no tiene ningún sentido porque igual de antiguos son los territorios de la Vieja como de la Nueva. Pero cambiándole el nombre a esta hipotética nueva Comunidad, el hipotético nuevo proyecto regional podría ser una nueva oportunidad para salvar lo que parece insalvable, la despoblación y abandono en la provincia de Cuenca.


Cuenca se hunde en el fango



En 1983 se perdió la oportunidad de que Cuenca fuera la capital de la región -que difícil estaba ya por razones históricas y de peso político-. Solo tres populares conquenses votaron en contra de que fuera Toledo frente a los 27 votos a favor de los parlamentarios socialistas y 12 abstenciones.

Desde aquella fatídica fecha, el futuro de esta tierra fue recibiendo golpes, se le maltrató poquito a poquito. Sus vecinos fueron creciendo y desarrollando un potencial que nunca habían tenido. De ser simples poblachones manchegos pasaron a tener aeropuertos, industrias, fábricas de helicópteros, universidades, carreteras…mientras que los pobres conquenses se manifestaban para demostrar, por justicia y matemáticas, que la línea recta siempre es la manera más rápida de unir Valencia con Madrid, pasando por la capital conquense claro. Que sin ella y sin inversiones la ciudad y la provincia moría.

Y así ha pasado desgraciadamente. Que a Cuenca se le ha dejado morir. Por inoperancia de unos y otros, por malas decisiones gubernamentales tanto en la región como en la nación, por faltas de inversiones, por falta de peso…

Cuenca no es la única provincia de la Comunidad que pierde población. El mal despoblador que azota a la España rural se está cebando con una amplia parte del territorio regional y nacional, pero en términos generales hay zonas que arrastran un peso demográfico considerable y que están cayendo al vació de forma acelerada.

Algo hay que hacer, está claro. Para empezar redistribuir la riqueza.



El estado de las autonomías se creó para vertebrar económicamente España

El Artículo 138 de la Constitución Española dice, textualmente, que “El Estado garantiza la realización efectiva del principio de solidaridad consagrado en el artículo 2 de la Constitución, velando por el establecimiento de un equilibrio económico, adecuado y justo entre las diversas partes del territorio español…”. Y uno se pregunta qué narices está haciendo este estado. Está incumpliendo su propia constitución desde hace varios años.

Ahora que se habla de la despoblación, de la España vacía, ¿No deberían distribuirse de una manera más equitativa los presupuestos que pagamos todos los españoles? ¿los conquenses, turolenses, sorianos y demás regiones de la España marginada contamos menos que los gerundenses, madrileños o vizcaínos? ¿no será el momento de reformular el Estado de las autonomías?

Puede que no sea la solución. Pero quien sabe. Por lo menos merece la pena abrir el debate.



Entrada relacionada:
https://bediferentes.blogspot.com/2012/05/estadistica-por-el-dia-de-la-region.html

lunes, 25 de febrero de 2019

Dos rutas cercanas a Cuenca que merecen la pena

Si eres de los que caminas lo justo por no malgastar fuerzas innecesarias, generalmente reservadas a otros menesteres en lo que popularmente se conoce como la buena vida, o si sencillamente has llegado a una edad en la que te duelen hasta las uñas de las manos...o si eres un senderista de pro pero nunca te has asomado al entorno de Cuenca porque pensabas que allí no hay nada que merezca la pena, que sepas que estás equivocado. Hay mucho que ver y muy interesante en estos reductos castellanos impregnados de siglos de historia.

Y es que estas dos rutas de dificultad baja que voy a recomendar, son un ejemplo de que, a veces ni los propios conquenses saben lo que tienen. 

Pero no solo son sendas para los locales sino que también son muy idóneas para turistas, ya que, sobretodo la primera, ofrece como premio unas vistas sobrecogedoras. El objetivo de recorrer ambas puede tener múltiples causas: disfrutar de la naturaleza, de la paz que ofrecen estos lares, contemplar la ciudad desde las alturas, sentirse un Jesús Calleja por caminos donde no se suele escuchar las pisadas del hombre...en fin, sentir la libertad de descubrir nuevos rincones llenos de magia y espiritualidad.

Recordar que si queréis ver las fotografías bien grandes solo tenéis que pinchar en ellas.


Nueva ruta por el Cerro del Socorro de Cuenca

Vistas de Cuenca desde lo alto del cerro

A los viejos lectores de este humilde blog les sonará que hace tiempo ya hice una entrada parecida con este paraje que domina todo Cuenca. 

Y así es, y fíjate por donde y sin saberlo hace ocho años por estas mismas fechas subía la entrada de esta misma ruta, aunque por otra vertiente muy cercana a la que hoy indico. Y, casualidades de la vida, indicaba en ese post que hacía un tiempo inusual para ser febrero, que la primavera se había adelantado. Por eso aproveché para subir por esta senda rocosa y arenosa que en invierno con nieve o hielo, es peligrosa. 

Y ocho años después se repite la misma historia. Aunque hay que decir que la primavera del febrero de 2011 no fue tan acentuada como la que estamos teniendo este 2019. Los alérgicos lo sabemos bien desgraciadamente.

Salimos desde lo alto del Barrio de los Tiradores
Pues bueno. Aquí que me tienes subiendo hacia el cerro o monte donde se erige el Monumento al Sagrado Corazón del Jesús (en cuya construcción participó la empresa que dirigía mi abuelo Mariano). La subida reglamentaria, la indicada y acondicionada, es la que asciende desde el Parador de Turismo por la vertiente norte. Pero a mi me gusta siempre hacerlo por la sur que es más soleada y se contemplan una vistas excepcionales de toda la planicie donde se extiende la ciudad nueva (aunque también se divisa parte del casco antiguo).

Se puede empezar desde distintos sitios. Yo empiezo a ascender la ladera por un camino que surge frente a la ermita de Fátima. Allá se bifurcan y trifurcan los caminos. Seguiré siempre el de mi izquierda para bordear una pequeña loma y comenzar la ascensión.

Arriba a la izquierda la ruta que hice en 2011. Esta está más a la derecha

Dejaremos los depósitos de agua de Villarromán a nuestra derecha y comenzamos la peor parte de la ascensión. Hay que decir que no es una subida exigente salvo en algunos tramos por las rocas que exigen un paso cuidadoso para no tropezar o resbalar. Pero en general es apta para casi todas las personas que suelan andar a diario o que no tengan problemas respiratorios o más graves.

Enseguida nos tenemos que volver para contemplar el paisaje

Es una subida cómoda y agradecida si no hay barro, hielo o nieve. Por eso es mejor realizarla en días secos y soleados como los de este febrero. Con buen calzado claro. Y además no cansa porque cada dos por tres uno tiene que pararse a vislumbrar o fotografiar el tremendo paisaje. Y si vas con un libro, cualquier rincón es perfecto para leer.

Parece de juguete 

La senda acaba en la carretera de subida al cerro. Carretera que parte de la que va desde Cuenca  a Palomera. Pero lo mejor está al llegar al Monumento, desde allí tienes toda la ciudad a tus pies y parte de las hoces y la sierra. 

Tras atravesar el pinar llegamos a la carretera que ya será casi llana

Para finalizar puedes bajar por la misma vertiente sur en sus múltiples senderos de bajada o, más cómodamente, por la senda que llega  hasta el Parador de Turismo y el Puente de San Pablo.

A la derecha vamos observando el verde paisaje de la Hoz del Húecar

Y en febrero los cerezos en flor (¿o son almendros? Siempre los confundo)

Y como no, Cuenca. Mágica.


Rodeando El Vedijón


Cambiamos de entorno, aunque no nos alejamos mucho. Ponemos rumbo a la serranía de Cuenca pero sin llegar a ella. 

El itinerario que os voy a enseñar es un novedad para mí. Mira que he pasado veces por la carretera de Villalba y nunca se me ha antojado parar en donde paré este fin de semana. De pequeño recuerdo haber dado un pequeño rodeo por los alrededores para buscar hongos y pasar el domingo, de la mano de mis progenitores.Pero nunca me había introducido en estos campos bañados por el encantador rió Júcar.

Cogemos el coche y saliendo de la ciudad de Cuenca, nos dirigimos hacia Villalba de la Sierra, puerta de entrada a la Serranía norte de Cuenca, por la CM-2105. Pasamos el restaurante del Ventorro (donde te aconsejo reserves cuanto antes para degustar su fantástico lomo, las gachas en sartén o los tremendos huevos fritos con patatas a lo pobre) y justo antes de donde pone la señal de KM-13, sale un pequeño desvío en forma de caminito a mano derecha. 

Buenas reses se cuidan en estos lugares

Lo identificarás porque hay una finca con ganado vacuno en la explanada. No te preocupes si te pasas porque justo en unos metros hay otro desvío, también a la derecha, donde vas a poder dejar más cómodamente el coche.

Estamos en tierra de ganado de reses bravas. Está todo vallado así que no hay peligro de tener un disgusto con estos animalitos, pero ve con cuidado. 

Y de caballos
Nuestra senda empieza en esa misma explanada. Abajo sale un sendero muy agradable en un bosquecito que parece una mezcla entre dehesa extremeña y Selva Negra. Diría que hay encinas, eso me parecieron a mi pero no soy ningún experto botánico, y no lo aseguro porque no quiero meter la pata. 

Iremos en la  búsqueda del Júcar. Así que fíate por el sentido común y continúa bajando hasta los chopos que se ven al final. Enfrente se erigen las formaciones montañosas que anteceden a la Ciudad Encantada, al Valle del Cambrón..y más allá a la Sierra de Valdecabras. Lugares dignos de visitar.

Una vez llegado al Júcar, seguimos el sendero bordeándolo. Buenos sitios de baño hay ahí. Habrá que buscarlos en verano aunque no se si será coto de pesca. 

Río Júcar
De repente el sendero parece ir esfumándose...y al final desaparece. Estamos volviendo a la finca ganadera pero por el norte. Ahora solo queda llevarse por la intuición y ascender hasta encontrarse nuevamente con la carretera. Y la sorpresa es que llegamos a un mirador estupendo desde donde sale otra senda que cruza el río.





Es el mirador del Vedijón. Aquí nos informan de la vegetación existente y podemos ver muy buenas vistas. Es el fin de nuestra segunda ruta pero es el principio de próximas ya que si cruzamos el puente podemos andar muchos más caminos interesantes.




Como veis, la dificultad y el tiempo convierten a este sendero en una buena opción para darse un paseito tranquilo, sin dificultad.




Espero que os hayan gustado.


lunes, 22 de octubre de 2018

Un poquito de por favor


22 de octubre, Día Internacional de la tartamudez. Y el que aquí escribe lo es.

No suelo hablar mucho de este tema, aunque suela compartir a menudo noticias y de vez en cuando opinar. Pero hay que dar a conocer la tartamudez, sus mitos e interpretaciones erróneas. Por lo menos para que los que tuvieron, tienen o tengan la dicha de conocerme o toparse en mi camino no me miren como a un bicho raro o tengan la paciencia de dejarme hablar. Aunque el fin es ayudar a personas que tengan y, actualmente, pasen por lo que yo he pasado (y sigo pasando):


Muchos famosos han sido tartamudos. Ed Sheeran es un ejemplo.

Muchos famosos han sido tartamudos. Ed Sheeran es un ejemplo.

  •     Que no, que no nos ponemos nerviosos. La tartamudez se puede ver acentuada por factores psicológicos o sociales, pero no somos personas nerviosas ni temerosas. Puedo tartamudear solo o con compañía, nervioso o tranquilo, hablando o cantando. ¿La razón? Sigue leyendo.

  •     ¿Cuál es el origen? Se está investigando, aunque todo apunta a una diferenciación de las conexiones de las neuronas respecto a las personas fluidas (las que no tartamudean). Pero solo en la parte encargada del habla. Por lo demás somos igual de inteligentes que tú y algunos más que la media.


  •      El problema de la tartamudez no es tanto lo que se escucha sino lo que no se ve. El sufrimiento y esfuerzo psicológico y físico de las personas que quieren expresarse y no pueden; el hecho de que te suden las manos y te duela la cabeza ante un miedo que no se puede controlar (como por ejemplo tener que hablar en público); o la frustración y depresión que conlleva el sentirte solo e incomprendido.

  •      ¿Una terapia ayuda o soluciona la tartamudez? Depende. Aquí hay muchas opiniones y teorías. La mía es que, siendo cierto que las terapias de logopedia ayudan y facilitan ciertos hábitos beneficiosos, tienen efectos secundarios. Y es que pienses continuamente en tu tartamudez. Y mi experiencia me ha demostrado que cuanta menos importancia le des, más tranquilo vivirás.

JorgeVI el rey tartamudo que lideró una guerra

  •      ¿Cómo se debe actuar ante una persona con tartamudez? De forma natural, pero con una actitud empática y de escucha. Debes dejarle acabar las frases (aunque yo no soy nada radical. Si me interrumpes algunas veces no me va a sentar mal. Yo lo hago. Una conversación no es una conferencia). Con actitud empática me refiero a que no le pongas cara de asco (como sucede en mi vida a menudo) e intenta transmitirle confianza y tranquilidad.
        No nos sienta bien que digas que nos tranquilicemos o que hablemos más despacio,            se supone que ya sabemos algo de cómo funciona nuestra peculiaridad. Recuerda              que no somos nerviosos ni estamos alterados por tu presencia.


En definitiva. Los tartamudos somos personales normales, de carne y hueso pero que tardamos algo más en expresarnos o no podemos expresarnos como el resto. Aparte somos más propensos a aislarnos o a caer en la tristeza, en la melancolía…por la tara que hemos llevado y que llevamos a diario.


La mayoría de los tartamudos no llevan bien que se hagan chistes sobre ellos. Yo pienso que hay que saber reírse de uno mismo.

Ten en cuenta que cada día es una lucha: con el camarero del bar de la esquina que no anda sobrado de neuronas mientras te pone la cara del Fary comiendo limones (afortunadamente son cada día menos), con el jefe que parece no entender lo que significa “déjame tiempo a expresarme si no te importa” tras repetírselo más de cien veces, con la comercial de seguros que te corta al creerse que no hay nadie al otro lado del teléfono o que estás borracho, con el médico de guardia que será médico pero de empatía y de tartamudez no sabe una mierda, con la risita de la farmacéutica, con el tono de tu compañero (como si fueras medio retrasado o tuvieses el conocimiento justo para pasar el día)…

Cada tartamudo tiene una forma de serlo y de llevarlo. Dentro de la tartamudez hay niveles y dentro de esos niveles cada tartamudez es única y diferente. A algunos les cuesta más unas determinadas palabras, a otros algunas consonantes, etc.

Y no todas las recetas valen por igual. Cuando llevas tartamudeando toda la vida sabes muy bien lo que debes y no debes hacer; lo que quieres en esta vida y hasta donde estás dispuesto a llegar.

A todo esto…¡¡Vivan los tartamudos y ole sus cojones!!

PD: Estas opiniones sobre la tartamudez son personales y pueden variar con las oficiales de sitios como la Fundación Española de la Tartamudez. Si quieres más información recomiendo acudir a ellos que te asesorarán estupendamente.







viernes, 17 de agosto de 2018

Aves de paso


Acaso un instante, una anatomía del instante como dijo Cercas.

El leve pero intenso y preocupante instante es el que asoma cuando por la esquina aparece la acongojante sensación de que somos aves de paso en esta vida terrenal.

Esa sensación de estar solo entre varios grupos de alegres paseantes. El asfixiante pensamiento producido por la incomprensión…y por la indiferencia.

¿Es agosto quizás el mes más propicio para experimentar la soledad si las circunstancias vitales y los hechos desencadenantes se unen en pro de esta circunstancia?

Presente frente a pasado y futuro. Pensando y pensando se llega a los dos vértices, a las cumbres del tiempo.

Queremos vivir en el presente, disfrutar de él…cachondearnos de la vida obviando los malos acontecimientos. Queremos ser unos animales no racionales y ser capaces de tener la capacidad de no padecer, la cualidad de que no nos afecten los nervios ni las emociones.

Pero ¿y cuando uno es consciente, de casualidad sobrevenida, que la existencia es efímera y que podríamos no tener un objeto en esta vida? Que parecería probable que fuéramos un mero capricho del azar, creados por la madre naturaleza como el que crea un dibujo de la nada o salido de un mísero grano de sal.

Entonces ahí parecemos agujas en el inmenso pajar que es el universo. Y aún así, el universo podría ser otro minúsculo e insignificante pajar dentro de otros mundos.

Quien sabe. Habrá que cambiarse de bando.

¡Dios! Empiezo a odiar agosto.

viernes, 27 de julio de 2018

El joven gris


La tele se apagaba y, con los ojos sollozantes, Martín no podía despegarse del caluroso sillón.

Era una sofocante noche de agosto, se podía freír un huevo frito en la calle, a pesar de que las intempestivas horas en las que se encontraba invitaban a salir a la deslucida vía de la gran ciudad más que a acurrucarse en la cama.

Allí, en su guarida permanente, en esa postura antinatural, a Martín le volvían los pensamientos que, de vez en cuando, le sumían en ese estado de nostalgia que todas las almas solitarias poseen cuando el largo día acaba y el cuerpo desea descansar:

“¿He disfrutado de algún festival famoso? No lo recuerdo…
No estuve en Woodstock, los años de desenfreno adolescente no los viví en Ibiza ni tuve una juventud hippy, no recuerdo haber hecho grandes locuras en mi vida, nunca tuve el honor de pasar una noche en la cárcel como los ídolos del rock and roll…No he tenido hijos.”

El descontento y la apatía le solían acompañar en esas venideras reflexiones nocturnas. La siempre permanente soledad. ¡Ay la soledad!

Martín era un currante más, el extraño caso de un dandi en la clase media-baja, un tipo algo culto pero que no conseguía recordar la más básica suma de decimales. Desde siempre había sentido que no pertenecía a ninguna tribu. Bueno ni tribu ni oficio. Martín era un sin nombre. No sabía dónde debía estar, a quién parecerse ni por donde tirar.

En definitiva, la vida le descolocaba. De ahí su soledad permanente. Aunque como buen acuario le gustaba saber que en este mundo se encontraba solo pero acompañado, la realidad era otro bien distinta. 

Cada vez el aislamiento era mayor. Como la misteriosa fuerza llamada materia oscura que, acelerada, aleja cada vez más a unos planetas de otros en nuestro universo.

Sus locuras habían sido contadas pero algunas sonadas. Sus desvaríos adolescentes -escasos- dos o tres veces le enfrentaron con su padre y sus variopintos sueños inalcanzables de vez en cuando se hicieron realidad…o por lo menos se aproximaron a lo que buscaba.  Pero no, su acontecer por la vida no se podía calificar como el de un niño de papá rebelde.

No había participado en la movida -aunque ganas no le faltaban-, no desvirgó a ninguna linda mocita de su terruño, no se atrevió a contradecir o maldecir a ningún profesor carca, no promovió ninguna pertinente manifestación educativa…de echo ni por los pasillos universitarios transitó.

La prudencia era su marca, el signo más identificativo de casi toda su vida. La prudencia y el miedo. Sobre todo este último.

Por eso su vida había sido gris. El color que había experimentado, muchas veces le había llenado de gozo…pero parece que no fue suficiente.

El cuerpo le pedía prudencia y la cabeza... ¡Ay la cabeza! Siempre regida por don miedo.